Estoy segura de que me escuchaste.
Por cómo el pánico de tus ojos apareció dos semanas después al fondo de un pasillo congelado por tu presencia y mi perplejidad.
Era una noche cualquiera. Tequila, sonrisas, arena en los zapatos, un vestido negro. Y en medio de toda esa banalidad la lucidez del alcohol se impuso.
Nunca te miré hasta ese día. Me arrepiento.
Tus ojos en los míos, y casi toco el cielo y te prometo que no conocía ese don tan tuyo de contener la expresión y bajar la mirada. Consciente de la sacudida, de la alegría y el arrojo, yo radiante y tan borracha saludé. Pocas sonrisas más que esas he visto.
“Pues yo a ese de mi clase le daba” - Y lo dije. Como esa bárbara insensible que sé que no soy. Lo suficientemente excéntrico como para llamar tu atención.
Estoy segura de que me escuchaste.
¡Cambiaron tantas cosas aquella noche! Yo cambié. Y quise ser todo eso que era.
Me convertí en esa horrible camisa estampada que sólo podría quedarte bien a tí.
Y me convertí en los nexos que tenemos y que día a día crecen como únicamente crecen las cosas que tienen que ser. Son el jodido fenómeno que me consume.
Mírame. Mírame como nunca te miré hasta ese día. Dame cinco minutos y todo empezará a ser diferente. Déjame entrar.
Por cómo el pánico de tus ojos apareció dos semanas después al fondo de un pasillo congelado por tu presencia y mi perplejidad.
Era una noche cualquiera. Tequila, sonrisas, arena en los zapatos, un vestido negro. Y en medio de toda esa banalidad la lucidez del alcohol se impuso.
Nunca te miré hasta ese día. Me arrepiento.
Tus ojos en los míos, y casi toco el cielo y te prometo que no conocía ese don tan tuyo de contener la expresión y bajar la mirada. Consciente de la sacudida, de la alegría y el arrojo, yo radiante y tan borracha saludé. Pocas sonrisas más que esas he visto.
“Pues yo a ese de mi clase le daba” - Y lo dije. Como esa bárbara insensible que sé que no soy. Lo suficientemente excéntrico como para llamar tu atención.
Estoy segura de que me escuchaste.
¡Cambiaron tantas cosas aquella noche! Yo cambié. Y quise ser todo eso que era.
Me convertí en esa horrible camisa estampada que sólo podría quedarte bien a tí.
Y me convertí en los nexos que tenemos y que día a día crecen como únicamente crecen las cosas que tienen que ser. Son el jodido fenómeno que me consume.
Mírame. Mírame como nunca te miré hasta ese día. Dame cinco minutos y todo empezará a ser diferente. Déjame entrar.