viernes, 25 de noviembre de 2011

Aquellos poemas que no publiqué. (2011)

Cuando pronuncias mi nombre

Una sílaba pasa indecisa por el borde de tus labios.
Otra más, y luego otra.
Pronuncias la palabra que me denomina
soy un espasmo de significado
y dejo de ser determinante inconcluso.
Me revelo en eso que soy de ti
que de mi esencia tú declamas.

Anido entonces en tu boca,
Segundos en tu boca y es tu misma boca
la que me escupe al asfalto
y me pierde en el gris de las baldosas del suelo
Tan gris como antes de que tres sílabas
y siete letras se le clavasen como estocadas

Cuando pronuncias mi nombre,
no soy sujeto, y sin embargo
me sujeto en mi afán por mantenerme
en tu pecho combatiente y acuartelado.
Desnuda ante mi ausencia en tu boca.
de tu cabeza a un paso en los lábios
Expuesta al aire que inspiras,
suspiro en el sonido hambriento del pan
de mi nada abatida.

5 de Abril del 2011



Pasen y vean

Abanicos, trenes y miriápodos.
Anguilas, lujos, extermino.
Repiqueteo incesante de plásticos prefabricados,
Precintado el corazón del malsano acertijo.
Acierta el traspiés a la caída
Justo al borde del abismo
al borde del cuaderno
Las palabras,
se rehacen en agujas
y cadenas

Tinta, escándalo, hijos y moscas.
Placentas, arcoiris y cunas.
Malabaristas que descuelgan tildes
sílabas que se ahogan en ajenos pantanos
profanando burbujas de versos descarriados.
Travestidas las letras en sonidos
roza el descenso la meta
invirtiendo caricias que se convierten
en poemas.

7 de Abril del 2011



La luna entre los dedos

Perdona si no peco,
de robarte el corazón.

Disculpa los errores de ortografía,
Mis libros inventados, los celos que no siento,
las sílabas por pronunciar,
y las palabras que no dices.

Para eso,
para eso, te perdono hasta
el tic-tac de los relojes de arena
que llevo en las muñecas
tatuadas entre las alas
de un avión de papel.

Y no es que piense que desafines
cuando me miras, calculando,
azules,
las distancias que quedan para verme.
Y no es que lleve por bandera
una canción en los lábios.
Y no es que me entienda,
y no es que se me arrastre la casualidad.
Es que me sudan las manos y me tiembla la boca.

Por eso,
Perdona si no peco,
de robarte el corazón.


28 de Agosto del 2011

lunes, 21 de noviembre de 2011

Conclusiones y reseñas.

“La mañana, es el símbolo del que lucha, del que mira a a través de la rendija con ojo cínico, y busca aquello que le falta a la vida, el de los puntos, las íes y las malas ideas.
Con la puerta en las narices las mañanas son para los que se mueven entre el sol, entre esos, los lineales, los que creen que el tiempo es un grano de arena que se escapa entre los dedos.
Las mañanas son para aquellos a los que les gusta reconocerse en el espejo.
¿Donde quedan aquellos a los que hemos dejado sin mañana?
¿Donde están los de las noches?
Yo, desde mi trono dorado les veo forjarse una identidad ficticia, les veo ponerse máscaras para salir a desnudarse.
Y quizás sea que se relegue la noche, a aquellos que sueñan,a aquellos que creen, a esos otros, que solo a veces, piensa".

Me desmayo ante los clichés baratos de retórica y dudo.
Dudo, porque son tantas las ideas que uno cree, conoce sobre mundo, que posicionarse resultaría nimio y posiblemente contraproducente.
Las ideas solo son acertadas cuando están en el sitio y a la hora correcta. O no.
Quizás pueda darse un axioma de la realidad que todos desconozcamos y el día que se presente nos encontremos ante el big-bang epistemólogico.
Aunque mientras tanto dudo, y dudo tanto que a veces me escondo bajo la cama, me emborracho con ron barato y pienso que hay cosas que no llevan a ningún sitio, a ninguna parte.
¿Pero es que ese es el sentido? ¿Llegar?
No estamos programados para la meta, ni tan siquiera en el caso de que esta exista.
Que esto no se parece en nada a un orgasmo, menos elegante, de hecho. No parece, entonces, que haya que conformarse con escalar el Kilimanjaro y colocar la banderita.
En toda la esencia que emana de lo subjetivo, he encontrado aquello que quise buscar a los 15 años, y es curioso como cuando se trata de ideales, uno tiende a difuminarlos con el tiempo, a pasar la mano y emborronar la pizarra, mientras las letras en su cárcel de tiza, se vuelven difusas, luchando porque se adivine el contorno en cada palabra.
Mientras se teje el mundo, un jarro de agua fría te señala la cara, y ahora, un poco más allá del fervor adolescente, me empapa la realidad con ese narcisismo propio de aquellos que se imponen.
Que se cuenten los cuentos que se quieran contar, que la Era Global no existe, porque siempre habrá tantos universos como individuos, y sumando dos más dos, encontramos que hay una distinción tangible entre globalización y sumisión.
Y , sin pretender en absoluto caer en el paradigma humanista,vemos que desde cada nuevo individuo surge una nueva ventana desde la que dan ganas de esconderse a beber ron bajo la cama, o sobre la que mirar un nuevo horizonte.
Y entonces, cuando seamos capaces de comprendelo, quizás me comprometa un poco con el comunitarismo. Porque por encima de los ideales, siempre estarán las personas que nos ayudan a forjarlos, para bien o para mal.