viernes, 20 de enero de 2012

Atisbo

Siempre la recalcitrante y desoptimizadora segunda parte, siempre esa otra parte que nos corrige una primera ideal y defectuosa, ese último trozo que faltaba y modifica todo el tapiz, anulando lo anterior, deconstruyendo y creando un nuevo marco, más real y más punzante.
Agudo. Me aferro a esas segundas partes que nunca fueron buenas, la frente alta, mirada hacia delante, para que lo de atrás, eso de tan atrás no me acune y me engatuse con las nubes de los sueños que no volverán a darse.
De un desgarro de la inconsciencia, aquello que casi pero no, un atisbo de la primera parte:

“Te descubro despacio, te miro de frente y absorto, de una vez por todas: tú.
Tan tú, tan ese detrás de ti que me absorbe, me hace caer en el error desheredándome en un espasmo de media luna y media noche.
Entonces, en ese descubrimiento no hay tiempo, ni espacio, ni sueño, y frente a mí, por fin y solo un instante: la eternidad.
Tú, y no hay hojas en blanco en esta noche tan rara, tan cerca, tan tejiendo mis contradicciones, mis desvelos y mis lugares comunes en ese pentagrama de ti como punto de referencia.
La sombra en los labios y sin embargo las cartas por jugar, unos ojos de ninguna parte, de todos lados, de todos y cada uno de mis sin-embargos, en esas las sombras, de tan lejos tus labios”.

martes, 10 de enero de 2012

Cap 73

Se puede elegir la tura, la invención, es decir el tornillo o el auto de juguete.
Es así como París nos destruye despacio, deliciosamente, triturándonos entre flores viejas y manteles de papel con manchas de vino, con su fuego sin color que corre al anochecer saliendo de los portales carcomidos.
Nos arde un fuego inventado, una incandescente tura, un artilugio de la raza, una ciudad que es el gran tornillo, la horrible aguja con su ojo nocturno por donde corre el hilo del Sena, máquina de torturas como puntillas. Agonía en una jaula atestada de golondrinas enfurecidas.
Ardemos en nuestra obra, fabuloso honor mortal, alto desafío el del fénix. Nadie nos librará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer por la rue de la Huchette.
Incurables, perfectamente incurables, elegimos por tura al gran Tornillo, nos inclinamos sobre él, entramos en él, volvemos a inventarlo cada día, a cada mancha de vino en el mantel, a cada beso del moho en las madrugadas. (...)
Inventamos nuestro incendio, ardemos de dentro a afuera, quizá esto sea la elección...

Rayuela.

miércoles, 4 de enero de 2012

Serre moi

Embrasse moi dessus bord
Viens mon ange, retracer le ciel
J’irai crucifier ton corps,
Pourrais-je depunaiser tes ailes ?
Embrasser, te mordre en même temps
Enfoncer mes ongles dans ton dos brulant
Te supplier de me revenir et tout faire
ô tout pour te voir partir et viens!
Emmene moi là bas
Donne moi la main
Que je ne la prenne pas
Ecorche mes ailes
Envole moi
Et laisse toi tranquille a la fois
Mille fois entrelassons nous
Et lassons nous meme en dessous
Serre moi encore serre moi
Jusqu’a etouffer de toil.
(...)
Je ne donne pas long feu
A nos tragédies, à nos adieux
Reviens moi, reviens moi
Tu partira mieux comme ça.

Tryo.