lunes, 21 de junio de 2010

Hedonismo ante mi ontología

Curiosa esa manía tan humana de mirar y no ver, de controlar aquello que nos ronda, ese tirar de hilos anclados en manos y bocas ajenas, Pies descentrados por rodillas que no son rodillas, movídas por la fatalidad de mi sonrisa.
Un paso aquí, una palabra allá y todo listo para que explote el globo terráqueo y se nos llene de chicle la cara.
Veo, la marca inexpugnable de chicle en todo lo que toco, pegajoso caramelo, sin ser caramelo, sin ser verbo y en calidad de omisión me rindo ante el placer de ser.
Hedonismo ante mi ontología.
Cuadrante simplista de cesped que no deja a entrever más que lo que quiera la una intuición inventada por la casualidad y dado que mi mundo nunca será Nueva York hasta que mis conteporáneos coticen en bolsa no miro más lejos, por ahora, que mi pompa de chicle y mi cuadrante de cesped en el que te incluyo y te excluyo a ratos, en calidad de insecto o árbol sombrio que en no buena sombra me cobija.
En tanto que tiro de los hilos necesarios para no perder la cabeza, para jugar a ser dios con las moscas de mi casa, con hueco del sofá y hasta con metafísica de tres el cuarto.
Decido que quiero que el sol me dé de bruces en la cara y abro la persiana y salgo a la calle,salgo a la calle...

sábado, 12 de junio de 2010

Se dice pronto.
Tal vez demasiado pronto. Palabras que una vez dichas en voz alta minimizan sus significados reduciendolos a la insignificancia de un grano de arena, una gota perdida en el maremoto de sales de baño y efervescencias coloreadas por lápices y manos inexpertas.
Porvenir inexistente que grita, y se torna desquiciado, se vuelve tangible porque es creación y amenaza propia de lo que puede llegar a ser.
¿Que sería sin mi roll de algodón de azucar?
¿Que serías sin las palabras que marcan la linea a cruzar?
Serías ese borron de mirar fijamente de cerca, un ojo que se desdibuja y una comisura que se pierde a los pies mi almohada para volverme loca en un intento de adivinar aquello que creo que dicen unos labios que no se mueven salvo cuando cambias el verbo por el complemento directo e indirectamente me atañe.
.Serías ceñir mi cintura y yo la espada que atraviesa tu pecho sin ningún reparo, sin la condescencia que se aplica a todo buen enemigo.
Vértigo que se adiere a mi piel y un nombre que me taladra, enmarcado en los libros de Borges, en las placas de la calle de enfrente y por último en Tí.

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Se mira, pero no se toca.
De un tiempo a esta parte llevo un cartel en la frente que grita "Peligro" y nadie confía porque tengo el historial de una fulana barata, y consta como imposible la reinserción.
-Conocemos la apostura, la galantaría y en encanto de Satanás-
Tornas simple complicado y ya no sé distinguir donde empieza la confianza y terminan mi fascinación y mis dolores de cabeza.
Me apuntaré clases de magia por correspondencia y entonces aparecerás y desaparecerás a mi antojo.

miércoles, 9 de junio de 2010

Hoy

Desandar lo andado con zapatos nuevos.
Botas excéntricas destruyendo banalidades agrestres
que alguna vez apreciaste.
Desechada para siempre,
entre desperdicios nauseabundos,
la crisálida quebrada por exceso de polución
y lluvia pérfida del pérfido septiembre.
Decadencia de rasgar metálico y chirriante
que guarda con celo el candor de lo conocido
te irás con el deshielo de un Abril abotargado.
Sucio el barro, desbordado,
por la crecida de lo incierto.
Roto el pasado embalsamado en aceites
para ungir pacientes agonizantes.

Camino despacio pisando con rudeza los cristales rotos.

¡Atrás!
Bien atrás lo que fué.
Ya para siempre me anclo en el instante.
Cancerbero de sonrisas,
Guardián de mi vanidad.

sábado, 5 de junio de 2010

La poesía destruye al hombre...

La poesía destruye al hombre
mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre
¡y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre
de vida!
Sólo es hermoso el pájaro cuando muere
destruido por la poesía.



Sueño de una noche de verano

Los hombres del Viet son tan hermosos cuando mueren.
El agua del río, lamiendo sus piernas, hacía más sexual
su ruina.
Luego vinieron las Grandes Lluvias, buscando
la vagina hambrienta de la selva, y todo lo
borraron.

Quedó sólo en los labios la sed e la batalla, para nada,
como baba que cae de la boca sin cerebro.
Hoy
que en el lecho sin árboles ni hojas
con tu lengua deshojas el árbol de mi sexo
y cae toda la noche el semen como lluvia
y cae toda la noche el semen como lluvia, dime
besando suavemente el túnel de mi ano
cueva de la anaconda que aún me marca
los ritmos de la vida, qué era, qué es
qué es un cadáver.

-Leopoldo María Panero-