miércoles, 28 de marzo de 2012

A través de tí

“Y dirás con razón, corazón, que qué pintas tú en todo esto, que poco tienes que ver con esta vida marcada por encuentros imposibles, vacía de despedidas y sellada con los Porqués y los Cuándos cuando estos, son solo aquello de las flores pasadas de primaveras.”

Ci vediamo, piccolo.
Y gracias por venir, lo lento de la sonrisa, y por la obviedad de tu nombre, que se me aparece reflejado con melancólico tono acusador y me cuenta, despacio y al oído, que un poco más lejos de mi frontera aún quedan cosas por sentir.
Gracias por no estar aquí cuando me vaya, una suerte que te marches y en tu marcha, no sea yo la que se manche con lo que hubiese podido ser si yo no estuviese pasada de rosca y corta de desilusión.
Y es quizás cuando me miras que ves sin saber , ese juego de mis luces y mis sombras salpicados del color de tus cosquillas y lo ebrio del vino mientras se prevé algo especial.
Entonces sonríes y no sé como lo has hecho, con otro idioma, mis mil barreras y mis sueños de despedidas, pero sin embargo, aunque mis labios sepan a alcohol y a aire viciado por la realidad, me ahogo en tu transparencia y de una vez por todas casi sin querer me veo a través de tí.
Y ya no es que me encante siendo una encantadora de serpientes, ni filósofa de pacotilla, ni el perro verde de una manada de ovejas negras. Nada sabías tú de todo aquello, pero luego yo, reflejada en el brillo de tus ojos (Plus bleu que le bleu de tes yeux) espontánea y tan a veces callada, con tu sonrisa en la mía, porque no solo me has visto sin decirte nada sino que además, me has enseñado, lo que se puede llegar a ver.

Ci vediamo, piccolo.

sábado, 10 de marzo de 2012

Place du Vêdome.

El caso es que puede ser que me la resbale.
Aquella tarde, cuando el fuego, se veía desde la plaza de Notre Damme como el humo iba ascendiendo a la altura del Louvre, y mientras la gente miraba a lo lejos, en aquella dirección, alguien comentó algo sobre las joyerías colindantes a la Place du Vendôme.
Yo hubiese apostado por una posible tormenta si no fuese por que el olor a cenizas, discordia y pánico colectivo empapaba el ambiente con eso del contagio y la empatía.
Dije que estuve allí, pero realmente no estaba, es decir, sabía lo del humo, pero no era capaz de verlo.
Más tarde pensé que quizás un neo-cesar con aires de pirómano, había acabado tan hasta las narices del pasotismo ilustrado y de los valores tan teóricos y poco prácticos del existencialismo, que había terminado por derramar una tonelada de gasolina sobre el Ritz para enviar al traste toda suerte burguesía consumista.
Pero no – Siempre tan mediocre la realidad- el caso venía dado por no-se-qué escape en el motor de un coche aparcado en un parking de tres al cuarto en los alrededores de la plaza. Nada grave más allá de las tropecientas sirenas y los quince millones de coches de policías.
De la misma forma que dije que estuve, ahora me tengo que retractar, puede ser que estuviesen las huellas de mis zapatos o alguna pintada distraída con mi nombre en uno de esos bancos de madera pero lo cierto es que en aquel momento era incapaz de ver nada. Y si no veía nada era porque yo, ya llevaba el incendio dentro.
Como tantas otras veces, pero nunca de la misma forma, ardía con sumo gusto mirando los rosetones de las iglesias y barajando las mismas hipótesis una, y otra, y otra vez.
“No dejes que no me importe” me repetía mientras el Parking de la plaza. Dame diez minutos que pueda arreglar el mundo desde mi rincón de la cama y entonces…
Entonces mi incendio será nuestro y podremos ver que sucede cuando se renace de entre los rescoldos.
Dame solo diez minutos.
No dejes que no me importe,
y déjame ver qué pasa.

jueves, 8 de marzo de 2012

Sobre definiciones

Según la R.A.E:
Sentimiento: Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente.


Me aferro constante a las definiciones
embaucada en la seguridad de un análisis certero,
Y me anclo al límite del mundo,
A creer en la lógica conclusa,
que me da las buenas noches
al pensar en todas las hipótesis que desconozco.
Concreción que me amenaza en el castillo sin sueño
que es la cárcel,
de promesas por cumplir.

Y quizás, todavía,
escondido entre las letras,
lunático y poderoso,
flote a ratos, gritando en sueños,
entre amenazas y huidas,
Que le salves, que no se hunda:
el sentimiento.

sábado, 3 de marzo de 2012

Si me vieses ahora.

Si pudieses verme, si me vieses ahora, ¿Qué dirías?
Si ese sí, ya dejase a un lado su condición de condicional y yo no me hubiese saltado tus condiciones caprichosas de un mal rato llevado a menos, en esa caja de Pandora que siempre fue tu madurez, tan extraña como femenina.
Dirías que llevo un jersey demasiado grande y que finjo todo eso de la ensoñación y las nubes de colores.
Pensarás que mis amigos son raros, que de dónde saqué un lugar para otro alguien de los de verdad , y sobre todo yo, porque yo nunca.
Pasearías cerca de mí, con esas pinceladas de entre almohada, perspicacia y tu toque casi imperceptible de histrionismo. Quizás me dieses la mano.
Y claro, por qué tan lejos, en ese centro del huracán de mi propia Patagonia, buscándome nuevas manías y deshaciéndome de mis marañas para rencontrarme en ese otro que es a la vez tan de dentro y de tan fuera. Verás que son demasiadas las respuestas para unos vaqueros tan desgastados, pero qué le vamos a hacer, si solo me hace responderte a ti, a ti que ya no sabes preguntar y no piensas que quizás un día de estos, de tantos, entre mis tan lejos,cumpla los 23, deje de ser aquello que te dí a conocer y se me ocurra preguntarme qué sería de esa niña que se me quedó en los 16 y luego, llegó con los 20 explosivos, llena de sabiduría y desengaño.
Preguntarás, seguro que preguntarás, que porqué no me he puesto antes a recordarte, pensándote entre las baldosas de un tango tardío y buscando te quieros en las luces de neón tras las esquinas.
Y si no me ha dado antes por imaginarte es por que me he vuelto loca buscando entre mis soledades nuevas canciones, nuevos acordes de otoño para dejar atrás la vorágine de ese invierno tan raro que vivimos en medio de nuestros desencuentros. “ Me estoy buscando un poco" te diré , para poder desencontrarme más adelante, nada de centros que puedan cercarme, para luego encontrar ese espacio que me ancle un poco a la tierra y volar más alto aún si cabe.
Por eso no te he pensado a pesar de mis preguntas.
¿Dónde has escondido tus cuentos? ¿Entre qué líneas se han perdido tus frases para que no pueda verte ni en las pocas veces que vuelvo a tener 14 años a tu lado?
Lo cierto es que ya no quiero buscarte, aunque me gustaría saber, y caminar contigo de vez en cuando para que me cuentes que sería lo que ves cuando me miras si me mirases ahora.