jueves, 20 de agosto de 2009

La historia fría de las cosas II

Le gustaba viajar solo.
Y no hablaba de viajar sin compañía sino de sentirse completamente libre.
No había nada que le esperase al llegar, allí de donde marchaba tampoco había nadie que aguardase su vuelta. Mejor así.
Pensó que quizás le hubiese gustado viajar con ella.
La chica de lija y terciopelo, aquella de sonrisa infantil, casi de niña, que lloraba por las noches porque se moría de miedo pensando que iba a olvidar algo importante… y ahora estaba años de luz de él, a saber si abrazando a algún otro... y así seguiría siendo por mucho, mucho tiempo.
No podía permitirse albergar ese tipo de ideas.
Durante sus veinte años de vida siempre había estado ligado a algo y ya sabía que no le gustaba esa sensación. No volvería a forjar cadena alguna, llenaría ese vacío con los miles de libros que le quedaban por leer, los sitios que aspiraba conocer y con... experiencias.
¡ Qué curioso¡ le encantaba esa palabra pero si alguien le pidiese una definición concreta de su concepto apenas si sabría contestar más que con lo que rezaba el diccionario. ¡Por eso nunca le gustaron las letras!
Carentes abstracción y ambiguo que... ¡mierda! ¡Otra vez ella! ambigua y carente de abstracción. Siempre con ademan soñador y sonriente.
Incluso cuando empezaba a llorar podía intuirse aquel trasfondo de luces y brumas que le tenía preso. Pero...
¿Qué diferencia había entre un palacio y una cárcel si ambas resultaban motivo de confinamiento?
Le encantaba fingir que no era especial. Ver como el resto le tomaba como un colega decente a quien acercarse.
Mientras tanto, el disfrutaba riéndose a carcajada limpia de la prepotencia ajena. De los filósofos baratos y los incultos matemáticos con quienes solía codearse.
No echaría de menos a ninguno.
El vagón de se detuvo.
Seco y rápido.
Echó un vistazo a su alrededor y solo vio caras absortas. le daba pánico la idea de encontrar allí donde fuese más de lo mismo. más de lo mismo y sin ella... una perspectiva para nada alentadora.
Se le antojaba una tortura dejar de escuchar para siempre aquella voz que antaño le habia saturado hasta la saciedad.
Le gustaba viajar sintiéndose completamente solo.
Solo y valiente.
Se aferro a esa idea para que le acunase y le sostuviese mientras dejaba que tiempo y raíles le guiasen hasta un nuevo comienzo.

8 comentarios:

  1. Todos los comienzos están marcados por finales, que después de todo no son verdaderos finales sino princípios, que a los hombres buenos y valientes como él, los llevarán a un auténtico final mejor.

    ResponderEliminar
  2. Buena historia en la que te has embarcado, viajes, trenes y soledades para enfrentarnos a lo que somos...
    Y se nota que aunque viajemos y algunas cosas cambien, aun seguimos siendo nosotros mismos y tu tienes muchas cosas buenas para ofrecernos...
    Espero con impaciencia las proximas entregas :p

    ResponderEliminar
  3. algun dia vemos hacia rutas salvajes ;)
    no se si sonara muy prepotente lo que voy a decir pero es lo que pienso, creo que veo en tus textos algo que no ven otras personas porque nos vemos casi todos los dias, y me encanta verte y quererte y todo eso
    y tengo muchisimas ganas de estar aun mas contigo, de tener alguna conexion cuando pasemos todos los dias en un mismo salon
    besos amore

    ResponderEliminar
  4. mierda tia, me acabo de dar cuenta de que te dije de ver la misma peli en el otro, se me va la pincita pero me gusto tanto...
    perdona, que recien me levante y ando dormidisma

    ResponderEliminar
  5. Entre a tu blog despues de leer tu comentario en el mio, me resulto agradable k t sintieras identificada por uno de mis escritos. Entre para agradecerte k comentaras y me econtre con este escrito en el cual yo me he sentido identificado.
    Siempre viajo solo, de hecho ahora mismo me encuentro a 1000km de mi casa totalmente solo esperando encontrar... algo.
    Un saludo :)

    ResponderEliminar
  6. ¡Hola! un post increible, envidio la valentía del personaje, yo por más k deseo atreverme a ir sola lejos de todo lo conocido siento demasiado miedo de la soledad, un miedo mayor al amor que profeso a la libertad.
    Me encanta tu espacio.

    ResponderEliminar
  7. Yo tengo a un personaje tan parecido al prota de tu relato que me ha resultado casi verlo entre todas estas letritas tuyas...genial que quiera viajar solo y mas aun que en su viaje descubra lo que estoy segura ocurrirá: echarla infinitamente de menos, ella lo Ama y ya nada sera como antes de conocerla, un besito...

    ResponderEliminar