miércoles, 2 de diciembre de 2009

in memorian de

Nunca quiso la casualidad ceñirse a mi buenaventura,
ni el tedio dejar de bailar tangos conmigo.
tiznando los soñolientos, mis labios, el vino
imaginando un camino,
que no me tocaba vivir.

justo en medio del desguace,minimizando el desfase
el bucle sexual se me antoja difícil de contradecir.
Que no era una luz al final del túnel,
sino una vela encendida que en medio de tanta rima,
me incita a desmentir, sueños de dioses y ángeles.

Mírame y no me toques,que no hay mal que cien años dure,
si brindas alzando la copa,y manchas meticulosa mi ropa,
amiga casualidad.

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