martes, 23 de marzo de 2010

Des-implicaciones

Como una amenaza latente.
Ese codificador para un desnudo integral acompañado consecuentemente del zumbido inestable asociado a cualquier canal mal visto.
Simbolismo deformado, que mas que transmitir omite, alegando indiferencia parabólica.
Metáfora más, metáfora menos.
Enciende la radio para que te ilumine el top diez de los cuarenta principales y descubras porqué finalmente has decidido que te compenetras mejor con las canciones mediocres que con los de tu propia especie. Enseña a hablar a los gatos del parque y entenderás en un par de maullidos las casi mil páginas que Daniel Goleman dedicó al concepto “inteligencia emocional” que tan sabiamente aplicamos a cualquier texto cutre de carácter pseudo-existencialista.
Al fin y al cabo esto no es más que otra eterna crisis adolescente que ha tenido a bien trascender después de los dieciocho.
Una partida de ajedrez inacabada, quedas en tablas porque te conectas a Internet y estás cansado de pensar en torres, alfiles o damas que no te dejan dormir con sus alaridos de media noche, o de vete tu a saber que desgracia acaecida por suerte, tras la frontera de tu pantalla.

Nota: Este texto es un poco antiguo, como de hace un mes o así.

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