lunes, 18 de marzo de 2013


Me abstengo de confesar que en más una noche me he desvelado ahogada en el pozo de tus ojos,  empapada en el anhelo de esa media luna que se dibuja en tu boca.
Agobiada por el peso de las sábanas inertes.
Desenfundar el bisturí, sentir como me arde la sangre al diseccionarte, buscar un eje sobre el que rotar todas mis ganas de conocimientos porque hace mucho que dejó de bastarme con solo tu cuerpo.
 Y me hierve la rabia del fundir caramelos cuando te imagino sentado entre los rescoldos que deja mi ausencia en medio de esas huidas a ninguna parte.
¿Dónde se guardan las cosas que no me quieres contar?
será que se las queda tu olvido en el devenir de mis te quieros.

“Te quiero.”
-Pienso-

“Y podría repétirtelo hasta el infinito.
300 veces en un solo día.
 Pero no parece que sea suficiente,
nada más lejos que un tópico
en la degeneración espontánea que sufre mi voz.
 Una alegoría rota, un juego,
 una mentira que se dibuja en el humo que aspiras.
Y puedo vomitarlo, toserlo en tus entrañas
Y después de todo eso ni siquiera supondrá
una pequeña parte de lo que  mueve en mi pecho
al sentirte aquí.
Pero siempre inaccesible.
Tan lejos que mi razón no te alcanza.
Tan cerca que mi corazón se quema
y eres un extraño en mis labios.
Un acertijo por desmontar”

Magistralmente, juego a las adivinanzas con tus sueños mientras me balanceo en la cuerda floja de tus pupilas. En la bruma que te pinta el semblante todo eso que no dices y que a  mí se me hunde en el alma. Y me pierdo entre las escaleras que me invento para alcanzarte o descenderte o que se yo.
 Me saturo de manuales de genética, de explicaciones difusas  y del miedo al silencio.
Me invento mis propio arsenal de pasiones y ni todas las definiciones del mundo serán suficientes para convencerte de que de me digas la verdad.
La certidumbre que se torna difusa, subjetiva.
En el centro, mis manos que esculpen caricias en tu espalda cuajada de distancia cuando te das la vuelta para desandarme.

Y yo, volviéndome loca en el miedo a la locura que se deja entrever en tu imaginación desbocada.  Desocultando tus palabras y jurando que no volverá a suceder,
Buscando resquicios para tocarte el corazón y demostrar que valgo lo suficiente como para que me aceptes como ese alguien especial que quiere esculpir codo con codo tu vida,  buscando ese hueco que te toque el corazón y me pidas que me quede a tu lado.

Y mientras tú, pensándome como  princesa e inquisidora. Una niña que no será capaz de hablarte como una mujer. Que nunca encajará bien el siguiente golpe.

Y nosotros, queriéndonos sin querer un poco más a cada día que pasa. Dándole una lección al mundo cada vez que hacemos el amor y gimiendo como si cada aliento fuese el último. Rompiendo clichés estúpidos sobre parejas, putas y chocolate. Saliendo cada tarde, desafiando a occidente olvidando los pronombres,  perdidos en medio de nuestro naufragio, creando nubes, aferrados a cada rayo de sol que se filtra entre nuestras manos desnudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario