viernes, 17 de julio de 2015

Si me llego a acostumbrar.


Tú, en este mundo tan raro, 
casi como un misterio irresoluble en ese puzle que siempre anheló mi fantasía. 
Tú, el pronombre que me desgarra de dentro a fuera, 
convulso manifiesto desmesurado de tu existencia finita 
perforando uno a uno los poros de mi piel.

 Y es en ese desconcierto de saberte en el mundo 
cuando me pierdo enredada en el miedo 
que juega al escondite con la patología de la fatalidad.
 
Irremediablemente abocada a la estructura de tu sintaxis, 
en síntesis perpleja de tí,
 imantada magistralmente a tu esencia.
Por eso perdona si la casualidad alguna vez me desata.
Disculpa, si me llego a acostumbrar.

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