miércoles, 5 de agosto de 2009

Duermevela

Desde que entré en la cama llené horas dentro del fondo de ese pozo que llaman duermevela,
mientras estuve en ese estado yo era la dueña de mi mundo. Tenía entre mis manos el hilo de Perséfone y tejía y destejía a mi antojo.
Todas mis extremidades estaban presas de un hormigueo arrullador que nacía en la boca de mi estómago para ascender y descender hasta cada uno de mis capilares.
Por entre las rendijas de la persiana se colaban retazos de luz blanquecina que yo, más intuía que veía a través de mis párpados cerrados.
No me molestaban los sonidos de los gatos madrugadores, ni los pasos de ancianas dispuestas a elegir el primer pan de la mañana, tampoco el olor a café recién hecho que impregnaba los entresijos del colchón…
…Nada podría sacarme de mi cuna de luces y arrullos.
Nada o casi nada, siempre o casi siempre hay excepciones a la regla.
Porque en el fondo de mi viaje hacia Ítaca solo yo tenía el poder de despertarme. Un yo que, dicho sea de paso, extiende sus alas para ocupar un espacio que necesito para mí.
Todos necesitamos un camino que nos ayude a escapar de nosotros mismos.

Entonces como si un resorte me impulsara salí de la cama a la espera de beber un vaso de dicho café calentito que llegaba para librarme de mi, casi como el mágico líquido que hacia encoger a Alicia a través del espejo.

Y es que hasta en las mañanas de Agosto me da por tener frio.

2 comentarios:

  1. yo si que tengo frio T_T frio y sed
    pasatelo bien en madrid y cuidado con los excesos...

    de cafe;) Xd
    bss

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  2. Así que andas con escalofríos amorosos que te roban el sueño(y no por disgusto precisamente), ¿Eh?

    Te informo, mi querida amiga, de que no hace falta entrar en ese estado de duermevela para que el mundo sea tuyo y poder, por fin, expandir tus alas. El mundo siempre ha estado ahí, esperandote para que hagas y deshagas a tu antojo, sin tener que pedirle permiso a nadie, esperando que perdieses el miedo a abrirlas.

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