martes, 18 de octubre de 2011



Y no se si lloraba por mí, por él, o por los dos.

Por toda la mierda del mundo que hemos recibido para acabar escribiendo en una lápida blanquiazul.
Llorando por todos y cada uno de los que no ven, que no saben ver, más que condescencia.
Por el juicio, por que estarás siempre en mis libros de ocasión
y porque ocasionalmente te mencionarán
y serás el souvenir de partidos comunistas.

Por mi sonrrisa eterna que no va más allá de ninguna parte,
que se refleja pálidamente en el marmol blanco que esconde tu cuerpo,
deformándose, hoja a hoja.

Lloraba por Cuba y por el Bacardí,
por la patria libre que se lee en tu memoria marchita de Europa
y de esos otros, tantos lados.

Del amor:
Ay, El amor! refugio eterno y efímero de los que buscan,
sabiendo lo que todos saben,
que solo es posible, de esta otra parte que se mira de soslayo,
Por que de este lado, se borra la magia que se entretiene en el recuerdo.

Y por eso lloraba, por todo tú, por nosotros,
por todos nosotros, los que lloramos, buscandote,
A sabiendas que sólo quedan tus libros y los grafitis en la pared de la esquina.

-A Julio Cortázar-

1 comentario:

  1. Cacharros, baratijas y chatarra
    que pretenden ser poesía.
    Acostumbrado a vivir
    [pretenciosas anécdotas
    que hacen de latón y estaño
    sobre una mano de oro
    [la bisutería.

    Letras de platino y dulce ambrosía;
    títeres que dan lecciones a maestros.
    Este poema deja a la altura del suelo
    la globalización, el capital y los mediodías
    de una sociedad embriagada por el deseo
    de brillar tan fuerte como tú, Cristina.

    Con cariño y afecto.

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