martes, 24 de agosto de 2010

Lo inusitado del optimismo

Siempre lo supiste, nada tenía que ver con la reminiscencia:
El mundo te pertenecía.
Al nacer ya rasgabas el círculo de un destino implacable.
Te abriste paso como se expanden los rayos de sol ante el otoño reiterativo,cargado de melancolía.
Vomitaste añoranza, sonrisas y desencanto para encontrar metáforas en libros descosidos, y anquilosados.
La orma de tus zapatos no es otra que el largo camino que algunos han recorrido solo para llegar hasta tí.
Bien podrá sonreir o no, la suerte, sin más efecto que el de una brisa efímera que juró ser huracán, porque si se confunden, si se superponen lo fines, nada quedará del círculo que alguna vez rompiste, se desvanecerá la diferencia marcada en la bruma de Octubre así como la llama de todos aquellos que te iluminan.
Nada quedará cuando te encuentres perdido en laberintos mundanos fundados en la falsa esperanza de una estabilidad ilícita, que no es más que conformismo ante toda declaración de impotencia emocional e intelectual.

Con los ojos cerrados cambiaría la condescendencia de la ignorancia por el peso del conocimiento, la seguridad del amor por el miedo del enamorado, la felicidad por el saber, por esas, todas las palabras que no se han escrito.

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