lunes, 27 de septiembre de 2010

No se para qué gira el mundo

Cuando uno mismo se piensa, no puede sino pensar que se está malpensando, cuando de mucho pensar apaercen las carencias y por carecer carece hasta de sentido, nada gira y hace bastante que la vida dejó de ser tren o laberinto. No hay railes con destino de futuro, y el presente solo cuenta con los dedos, unica herramienta de mis manos desquiciadas.
Al unísono, los saberes que imagino vienen preñados de nadas, de ese eterno para qué
que todo lo acaba jodiendo.
El conocimiento es puñal que atreviesa mi pecho, y que por mucha antropología y eccéteras no eleva mi espiritu por encima de ninguna de las esencias que concibo. Que ni trascendentalidad ni retórica ni mierdas sin un euro en el bolsillo.
-Gracias Nietszche-
Envidio con codicia al mediocre que se engalana con cultura del vecino, al que vive sin el sueño de parís y cruza los dedos en el ensueño del coche nuevo, el refugio en las pasiones, clavo ardiendo, vía de escape.
Pensando como uno mismo piensa -repito- aparecen sinsentidos, las pasiones nos alejan de la miseria y suerte de aquel que solo se instruye en amor, en el miedo al rechazo, a la muerte, o no sepa hacer otra cosa que extrañar Barcelona.
Cuando se sabe, cuando se empieza a saber, es inevitable darse cuenta del errado refugio que supone lo efímero de una efímera pasión.
Y es que cuando se piensa, solo se puede acabar malpensando.

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